Sábado 28 de Abril, 2012
Querido diario:
Le quiero, si le quiero, juro que le amo con todas mis
fuerzas, juro que lo gritaría a los cuatro vientos permitiendo que mis palabras
volaran y se entremezclaran dulces al jugar con su pelo, se que nadie lo
entiende, se que nadie sabe porque estoy con él y no dejan por ello de
preguntarme mis razones.
Es siempre, hay que mirarlo, pero lo esencial es
invisible a los ojos, hay que buscar lo que quiere ser encontrado, raspar la
cascara, quitar el envoltorio... Para ver lo que yo veo cuando me mira a los
ojos, solo hay que volver a la primera vez que lo vi.
El tenía los ojos acaramelados, la mirada profunda y
limpia, que hacía vibrar el alma de quienes lo miraban. Su cabello se parecía a
los rayos del sol y caían sus mechones siempre descuidados sobre su rostro,
pero perfectos al mismo tiempo como si su vida entera, al igual que el
universo, tendiera al desorden y a la perfección.
Actuaba como un niño, pero al mismo tiempo se que es
un hombre, uno de esos que tristemente ya no quedan. Su voz es cambiante, como
el mismo, vacilando en los momentos importantes, pero con certeza en sus
palabras, es grave en momentos de tensión, ronca cuando quiere volverme loca y
aguda y perfecta cuando canta para mí. Y habla dándole sentido a sus palabras, dándole
forma a sus pensamientos, dándole importancia a las cosas que no la tienen y quitándosela
a las cosas realmente importantes, solo para que no preocupe.
Porque haría cualquier cosa porque no estuviera
triste, y en los días grises cuando lo doy todo absolutamente todo por perdido,
cuando mi mañana empieza gris, cuando parece que los pájaros no tienen ganas de
cantar, cuando no se escuchan risas y mi cuerpo no tiene intención de moverse,
el aparece y es mi luz.
Es alto y fuerte, pero puedo asegurarte que no es
precisamente con sus brazos con los que me lleva al cielo, a trece metros sobre
el cielo, ni uno más ni un menos. Y sé que daría todo por darme un beso, y
prometo no olvidarme jamás de caliente roce de sus labios, el castañeteo de sus
dientes cuando tiene frio, porque el siempre tiene frio y yo siempre tengo
calor.
El hecho de que haga que me sienta única ha su lado y
que seamos al mismo tiempo tan distintos y tan iguales. Una vez me dijo que
para el amor es un sentimiento demasiado grande, que tiene que conocer muchísimo
a esa persona, y yo a él lo conozco tanto, conozco sus gustos sus miedos sus
preocupaciones su vida su música, por eso para mí nunca fue necesario que me
dijera que me quiere, a pesar de que él lo haga casi todo el tiempo, se que lo
hace.
Y su sonrisa. franca, abierta, blanca y pura, sincera,
al verla es imposible que pueda evitar reírme tontamente, su cara cuando quiere
averiguar qué es lo que estoy tramando, y su puño cerrado, alzado al viento,
cuando ha acertado que es lo que realmente quiero, o cuando le digo que le amo
con locura.
Y yo también se que un hombre enamorado no es una cosa
sencilla, el no tienen las típicas mariposillas revoloteando sin parar en la
boca del estomago, el tiene fuegos artificiales, y si, no te me tiene en su
cabeza las 24 horas del día pero sé a ciencia cierta que siempre me lleva en su
corazón, protegida del frio. A veces, el espera por mi online, en muchas
ocasiones simplemente porque solo el hecho de estar en ese momento haciendo lo
mismo que yo estoy haciendo hace que su corazón exhale un suspiro, incluso si
no hablamos.
En cualquier momento que él se dirige a mí, mírala ahí
esta, su media sonrisa, se que significa que está contento pero está tratando
lo más fuerte que pueda de no mostrarlo, pero descuida siempre falla. Y sé que él
no me echa de menos tal y como yo hago, porque él intenta pasar conmigo el
mayor tiempo posible. No piensa en cada pequeña cosa que le digo, porque medita
en cada palabra que opino para él, temiendo cada silaba, tratando de definir lo
que realmente quiere decir, leyendo entre líneas.
Pero espera, hay más. Sé que el ama de millones de
diferentes maneras, puede que cada una mas pintoresca que la anterior. Pero también
se que una vez que el empieza no hay vuelta atrás, no importa lo mucho que el
luche por no hacerlo, el siempre querrá a aquella chica que le ha llegado
dentro, aunque en estos momentos no puedo pedir más que ser yo.
Sé que cuando está enamorado, esa chica se lleva su
primer pensamiento del día, y el ultimo de la noche cuando se va a dormir, y también
se que tiene dulces sueños con ella. Cada simple detalle sobre ella para el
merece ser amado, la manera en la que anda, habla, cuando dice ay! porque se ha
hecho daño. El sonido de su voz. Su risa, la que siempre parece estar buscando.
El brillo de sus ojos, que es el mío y el suyo propio. Su sonrisa tímida. La
manera en la que viste y la dulce cara que pone cuando tiene sueño y se está
quedando dormida otra vez sobre su pecho. La manera en la que ella dice su
nombre, la forma en la que YO digo su nombre, que hace que le explote el corazón,
un simple acto que nadie podrá replicar, el sentimiento de que solo por un
instante, por una milésima de segundo su corazón late al mismo tiempo que el mío
Un chico enamorado no es una cosa sencilla, el no es
una cosa sencilla. El puede ser impredecible, el puede ser persistente, tenaz,
y dadas las circunstancias podría llevarme al otro lado del mundo si eso
significara ganarse una vez más mi corazón. Es en cierta manera un mártir, por
darme todo, absolutamente todo y no pedirme casi nada a cambio, bueno, puede
que algún que otro beso.
Él me enseña a apreciar la belleza del mundo de mil
maneras, para entonces decirme que a día de hoy, lo más bonito y precioso de su
vida soy yo...
Así que si después de todo esto aun no sabes porque
amo a este chico de ciudad, es porque realmente ninguno chico te ha hecho
sentir como una princesa, y créeme que este pequeño intento de hombre salido de
un cuento de hadas, lo ha hecho y lo repite una y otra vez cada día.